lunes, 16 de abril de 2012

Permita que los niños expresen sus sentimientos.



En más de una ocasión, todos hemos experimentado esa sensación de satisfacción cuando expresamos lo que sentimos, sin importar si es algo positivo o negativo. “Me quite un peso de encima” es la expresión que usamos después de que sobreviene ese estado de  desahogo una vez que “liberamos” lo que sentimos.
Sin embargo, cuando un niño es criado de forma autoritaria y severa y no le es permitido expresar libremente los sentimientos, estos quedan atrapados, provocando que el niño acumule en su interior, poco a poco, todas sus frustraciones al no poder manifestar dolor, enojo, miedo, tristeza, alegría, etc. y con el tiempo, dichos sentimientos se pueden convertir en odio y rencor.
Para ilustrar el tema, piensen en los sellos que se coleccionaban en una planilla, la cual, una vez que estaba llena, se canjeaba por algún objeto determinado. En nuestro caso, un sello equivale a un sentimiento desagradable que no expresamos, como el dolor o la tristeza, y que queda guardado en nuestra “planilla” interior.
Como ejemplo, supongamos que su hijo al estar jugando de pronto se tropieza y comienza a llorar por el dolor que le provoca el golpe. Si el niño es ignorado y escucha a su madre  decirle “aguántate, eso te pasa por no fijarte” , es muy probable que el niño sienta tristeza por no haber sido consolado y de esta manera surgen en él dos sentimientos negativos que no pudo desahogar: el dolor (por el golpe) y la tristeza (por no recibir consuelo). De esta forma, el niño ha agregado a su planilla dos sellos. Continuando con nuestro ejemplo, supongamos ahora que llega el padre a casa  y le pregunta al chico con gesto de desaprobación “¿Qué te pasó en la rodilla?”, si el niño intuye que su papá lo regañará en lugar de consolarlo y tal vez responda algo como “Me caí, pero no me dolió”, y si, además, no recibe la muestra de consuelo que él espera (algo muy común en nuestra sociedad, especialmente con los varoncitos porque se tiene la creencia de que "los niños no lloran") se marca otro sello en su planilla.
Y así, los sellos se irán acumulando, y una vez que la planilla se ha llenado  es momento de canjearla. En estas circunstancias, los artículos canjeables son la desconfianza, el odio, el resentimiento, el rencor, etc. El niño de nuestro ejemplo elegirá: un resentimiento hacia sus padres.

Eviten que sus niños acumulen este tipo de sellos, permítales que expresen cualquier sentimiento como el miedo, el enojo, la alegría o la tristeza, tengan presente que, cuando estos sentimientos corresponden a acontecimientos presentes, desaparecen rápidamente.
Hablen con sus hijos e indaguen si encierran algún sentimiento negativo, escúchenlos sin juzgarlos para que sientan que pueden confiar en ustedes y permita que se desahoguen para liberar uno a uno los sellos que tengan acumulados hasta que la planilla quede vacía. Sean pacientes, ya que es posible que esto deba repetirse varias veces.
Aclare lo que sea necesario sin justificar lo ocurrido para no alentar al niño a que continúe colocando sellos.

¿Qué tipo de "sellos" coleccionan ustedes en casa?

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