En más de una ocasión, todos
hemos experimentado esa sensación de satisfacción cuando expresamos lo que
sentimos, sin importar si es algo positivo o negativo. “Me quite un peso de
encima” es la expresión que usamos después de que sobreviene ese estado de desahogo una vez que “liberamos” lo que
sentimos.
Sin embargo, cuando un niño es
criado de forma autoritaria y severa y no le es permitido expresar libremente
los sentimientos, estos quedan atrapados, provocando que el niño acumule en su
interior, poco a poco, todas sus frustraciones al no poder manifestar dolor,
enojo, miedo, tristeza, alegría, etc. y con el tiempo, dichos
sentimientos se pueden convertir en odio y rencor.
Para ilustrar el tema, piensen en
los sellos que se coleccionaban en una planilla, la cual, una vez que estaba
llena, se canjeaba por algún objeto determinado. En nuestro caso, un sello
equivale a un sentimiento desagradable que no expresamos, como el dolor o la
tristeza, y que queda guardado en nuestra “planilla” interior.
Como ejemplo, supongamos que su
hijo al estar jugando de pronto se tropieza y comienza a llorar por el dolor
que le provoca el golpe. Si el niño es ignorado y escucha a su madre decirle “aguántate, eso te pasa por no
fijarte” , es muy probable que el niño sienta tristeza por no haber sido
consolado y de esta manera surgen en él dos sentimientos negativos que no pudo
desahogar: el dolor (por el golpe) y la tristeza (por no recibir consuelo). De esta forma, el niño ha agregado a su
planilla dos sellos. Continuando con nuestro ejemplo, supongamos ahora que
llega el padre a casa y le pregunta al chico con gesto de desaprobación “¿Qué te pasó en la
rodilla?”, si el niño intuye que su papá lo regañará en lugar de consolarlo y tal
vez responda algo como “Me caí, pero no me dolió”, y si, además, no recibe
la muestra de consuelo que él espera (algo muy común en nuestra sociedad, especialmente con los varoncitos porque se tiene la creencia de que "los niños no lloran") se marca otro sello en su planilla.
Y así, los sellos se irán acumulando, y una vez que la planilla se ha
llenado es momento de canjearla. En estas circunstancias, los
artículos canjeables son la desconfianza, el odio, el resentimiento, el rencor,
etc. El niño de nuestro ejemplo elegirá: un resentimiento hacia sus padres.
Eviten que sus niños acumulen este tipo de sellos, permítales que expresen cualquier sentimiento como el
miedo, el enojo, la alegría o la tristeza, tengan presente que, cuando estos sentimientos
corresponden a acontecimientos presentes, desaparecen rápidamente.
Hablen con sus hijos e indaguen si
encierran algún sentimiento negativo, escúchenlos sin juzgarlos para que sientan que pueden confiar en ustedes y permita que se desahoguen para
liberar uno a uno los sellos que tengan acumulados hasta que la planilla quede
vacía. Sean pacientes, ya que es posible que esto deba repetirse varias veces.
Aclare lo que sea necesario sin
justificar lo ocurrido para no alentar al niño a que continúe colocando sellos.
¿Qué tipo de "sellos" coleccionan ustedes en casa?
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