martes, 21 de julio de 2015

¿PORQUÉ HAY PAPÁS QUE NO QUIEREN A SUS HIJOS?

¿PORQUÉ HAY PAPÁS QUE NO QUIEREN A SUS HIJOS?

Con ésta pregunta me sorprendió hace unas semanas un niño de 10 años. 
Opté por preguntarle ¿y porqué dices eso? Palabras más o menos, ésta fue su explicación:
"Bueno, es que en mi escuela las clases terminan a las 2:30, pero había horario para estancia hasta las 5:00 pm, y luego lo ampliaron hasta las 7:00 pm. Las clases empiezan a las 8:00 am, pero se permite la entrada de alumnos desde las 7:00 am. Es mucho tiempo ¿no? Y ¿sabes? A partir de la próxima semana los niños se van a poder quedar hasta las 9:00 pm¿Porqué dejan a sus hijos todo el día en la escuela? ¿Es que no los quieren?" 
"Yo no me quedo, no necesito el horario de estancia, pero algunos de mis amigos sí se quedan, ahí comen, hacen la tarea, toman algún taller (por que eso sí, la condición para darles el servicio es que además paguen uno o dos talleres), también pueden jugar con la compu, aunque les bloquean algunos juegos. Y cuando ya no saben que hacer, andan aburridos por el patio o algo así; a veces sus papás los encuentran ya dormidos cuando van a recogerlos". 


Yo estaba impresionada de todo lo que me decía, aún así, traté de explicarle que algunos padres tienen empleos muy absorbentes y que, seguramente, ambos padres trabajan para poder darle a sus hijos lo que ellos consideran que es lo mejor. 



Él lo pensó un momento, luego me miró con expresión de "¿a quién quieres engañar?" Y en seguida continuó así:
"¡Ash, eso dicen! Pero mis amigos me cuentan que los fines de semana sus papás ya ni les hacen caso, ya no quieren hacer nada divertido porque están muy cansados, y si salen, lo único que hacen es ir la súper y a veces al cine o a alguna plaza; y entonces es cuando sus papás les compran todo lo que piden con tal de  que  los dejen en paz y ya. Es más, uno de mis amigos, dice que a veces pide cualquier cosa nada más para ver si se la compran, por que realmente ni la quiere ni le interesa". 
"Mis amigos me dicen que qué padre que yo paso las tardes en casa y como en familia y puedo ver la tele y jugar a lo que yo quiera después de hacer la tarea.  Por eso digo que esos papás no quieren a sus hijos. Yo creo que en realidad todos los niños queremos llegar a casa después de la escuela y estar con nuestros papás, o al menos con nuestra mamá si es que papá trabaja mucho; no necesitamos ni tanta ropa ni tantos juguetes, solo que nuestra familia esté reunida."

¿Cómo ven?

Seguramente, algunos de ustedes dirán  "es que trabajo para darle a mi hijo todo lo que necesita o todo lo que yo no tuve". 
Pero lo cierto es que, el hecho de que los niños pasen tanto tiempo en la escuela o que estén todo el día al cuidado de alguien más, genera en ellos un sentimiento de abandono, ya que sus padres les dedican muy poco tiempo (y en ocasiones nada), hay poca convivencia y manifestaciones de afecto, y es entonces cuando los papás tratan de compensar estas carencias comprando a sus hijos regalos y más regalos. 

La seguridad y la sensación de ser valorado son esenciales en todo ser humano y deben ser obtenidas desde la infancia temprana, es por eso que la cantidad y calidad de tiempo que los padres dedican a sus hijos es para estos un indicador del grado en que son valorados, pues el abandono es el mayor de los temores de un niño. 
Una persona que se siente abandonada, puede ser presa fácil de  enojo, tristeza, depresión, inseguridad, miedo o hasta pereza, lo que provoca que de adulto "se abandone" e incluso caiga en el mal hábito de abandonar cualquier   trabajo, responsabilidad o meta antes de concluirla. 

El niño que se siente realmente amado y valorado, aprenderá a cuidar de sí mismo de todas las maneras que sean necesarias, sin abandonarse cuando sea adulto. 

Así que ¿aún  piensan que sus hijos necesitan todo lo que ustedes no tuvieron? Para mi, esas son solo frustraciones de adulto y los niños no tienen por que "pagar los platos rotos" siendo el reflejo de las mismas.

jueves, 21 de agosto de 2014

La importancia de dormir bien en el desarrollo infantil.


Dormir bien, es un hábito que se debe aprender de los padres.

El sueño es tan importante en el organismo cómo lo es una buena alimentación y es imprescindible para el  adecuado crecimiento físico y el óptimo desarrollo neurológico y emocional de los niños y adolescentes.

Durante el sueño ocurren distintos procesos neuronales que se relacionan con la regulación del metabolismo y la secreción hormonal, tal es el caso de la hormona de crecimiento, la cual es secretada durante las horas de sueño y más aún, al dormir las sinapsis se reordenan y el cerebro se reorganiza, por lo que el sueño es de gran importancia para la consolidación de los procesos y funciones cognitivas, cómo la memoria y la atención; además de su función  restauradora que nos permite, en teoría, levantarnos con la sensación de haber descansado.

La necesidad de sueño varía con la edad, por ejemplo, los lactantes requieren hasta 12 horas de sueño, mientras que los niños en edad escolar deben dormir entre 8 y 10 horas; sin embargo, éstas necesidades pueden diferir de una persona a otra, dependiendo de las exigencias de la vida diaria, cómo es el caso de los adultos.
Los niños que duermen menos de lo necesario, por lo general debido a malos hábitos transmitidos de sus padres, tienen un rendimiento académico más bajo y problemas con su desarrollo, además de que pueden presentar hiperactividad e impulsividad, así cómo cambios en su estado de ánimo (tristeza, enojo, irritabilidad, etc.). 

Los estudios indican que en ciertas etapas del sueño se produce una consolidación de la información recibida durante el día, es decir, que es una forma de retener el conocimiento. Si la estructura del sueño se altera, la capacidad de retener la información se ve afectada (por eso los chicos que "estudian" toda la noche, al día siguiente recuerdan poco de lo que han estudiado).

Es por esto que se recomienda prevenir las alteraciones en el sueño acostumbrando a los niños a que duerman y se levanten a una misma hora, favorecer actividades estimulantes en las horas de más somnolencia y actividades más relajantes antes de ir a la cama.

Algunas recomendaciones para una adecuada higiene del sueño.

  • Intenten determinar las horas que su hijo requiere para el sueño y, en la medida de lo posible, ajusten los tiempos y las rutinas diarias para este fin.
  • Procure que la habitación del niño no se ocupe para otra cosa que no sea dormir, es decir, traten de que el niño no coma, trabaje, o vea televisión en su habitación; de hecho, lo más recomendable es que no coloquen una televisión en el cuarto de los niños.
  • Traten de que el cuarto de los niños tenga la ventilación, iluminación y temperatura adecuadas.
  • Eviten que los niños duerman  y se levanten más tarde  los fines de semana o en periodos vacacionales.
  • Tratar de "reponer" el sueño acostándonos  mucho más temprano no es útil si se intenta hacerlo varias horas antes de lo usual, con una o dos horas antes bastará hasta ajustar gradualmente a la hora más conveniente.
  • Evite que tome siestas después del colegio, o traten de que éstas sean cortas, no más de 20 ó 30 minutos para que no interfieran con el sueño nocturno.
  • Cuiden las condiciones del colchón.
  • Pueden efectuar caminatas diarias, antes de la cena y en horas de luz diurna.
  • Traten de que sus hijos estén activos, aún en espacios cerrados, que no estén mucho tiempo  viendo televisión o jugando videojuegos.
  • Si durante el día nota que el niño está somnoliento, anímelo a hacer algo que lo despeje.
  • Evitar alimentos y bebidas energéticas durante la tarde.



El sueño debe ser reparador y cuando es así, el despertar se torna fácil y placentero.
Está claro que si la naturaleza ha previsto que pasemos la tercera parte del día durmiendo, es porque es muy importante.




viernes, 4 de octubre de 2013

Jugando libremente.

El juego es de gran importancia para el sano desarrollo de los niños, es una fuente de aprendizaje y maduración que, lamentablemente, poco a poco se está perdiendo en ésta era de las nuevas tecnologías y las grandes  ciudades.

Para muchos padres, el juego libre y espontáneo  es solo una terrible pérdida tiempo, un momento de "ocio" que hay que evitar, por lo que buscan, de forma a veces  desesperada, llenar estos espacios ofreciendo a sus hijos actividades organizadas y "educativas" para que no estén "perdiendo el tiempo". Y es entonces cuando los niños son "arrastrados" por sus padres a la clase de karate, danza, ajedrez, piano o a integrarse a algún equipo de fútbol, por mencionar  solo algunos casos; actividades que  muchas veces ni siquiera son del agrado del niño; porque en México se practican dos tipos de deportes: el que le gusta a papá y el que le queda cerca a mamá.


Los padres y maestros deben saber que el juego libre beneficia la salud física y mental de los niños, así como su bienestar , pues estimula la creatividad, el razonamiento, el lenguaje y, además, favorece la maduración de la inteligencia emocional. Los juegos de movimiento como correr, saltar, deslizarse; los simbólicos como jugar a la casita, al doctor o a la escuelita; los de manipulación como construir con bloques o ensamblar rompecabezas, y los de reglas como los de mesa, las escondidas, etc.; aparecerán en las diferentes etapas del desarrollo de los niños para favorecer la maduración de los distintos tipos de inteligencias, como son la espacial, social y emocional; pero aún hay más bondades del juego, pues este desarrolla diferentes habilidades cómo el razonamiento lógico, la comprensión lingüística, la creatividad y la solución de problemas.

De acuerdo al neurocientífico Jaak Panksepp,  una condición tan compleja como es el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) podría prevenirse dando más oportunidades de juego al aire libre, pues la actividad física intensa estimula la producción de dopamina en el cerebro, una neurohormona que activa la habilidad de seleccionar entre distintas posibilidades de percepción y centrarse cada vez más en una sola cosa. El cerebro de los niños está en proceso madurativo y requiere de tiempo para segregar dopamina por sí solo, lo que puede explicar porque después de mucho movimiento los niños consiguen estar quietos y realizan tareas con más tranquilidad.



Por desgracia, el crecimiento de las grandes ciudades, la inseguridad que actualmente impera en ellas y la paulatina desaparición de los espacios de esparcimiento y recreación como parques, pistas de ciclismo o patinaje, han hecho  que creamos que no es aconsejable ni seguro salir a jugar con libertad, recurriendo, cada vez más, a formas sedentarias de entretenimiento que solo reducen la capacidad creativa en los niños: la televisión, los juegos de video, las tabletas, etc. 
Pareciera que el juego libre está en "peligro de extinción", pues entre tareas escolares, actividades extraescolares, y padres ocupados, no queda tiempo para disfrutar del placer de jugar.

Debemos tomarnos el juego muy en serio e involucrarnos para que nuestros niños, alumnos e hijos recuperen su sano equilibrio entre actividades libres y dirigidas; permitir que jueguen libremente no significa que nosotros, los adultos, no hagamos nada. En lugar de dirigirlos, juzgarlos, aconsejarlos sin que los niños nos lo pidan o advertirlos con frecuencia de los peligros del exterior, podemos estar disponibles  para ellos, acompañarlos con nuestra presencia y apoyarlos de ser necesario.





lunes, 26 de agosto de 2013

Claves para una crianza adecuada

Son cada vez más los padres de familia que llegan al consultorio pidiendo ayuda porque creen que sus hijos "se les fueron de las manos" y se sienten incapaces y desorientados ante ciertas conductas y actitudes de sus hijos: los niños no los obedecen, son "respondones", pelean entre hermanos, son cada vez más exigentes, son retadores y no colaboran con las tareas de casa.
Pero éstas conductas no aparecieron de un día para otro; son la consecuencia de no saber poner limites a los niños, de no saber decirles "no" cuando así lo requiere la situación, o de minimizar la importancia del mal comportamiento del niño pensando, erróneamente, que con el tiempo desaparecerá ("déjalo, está chiquito"). Desgraciadamente, dejar pasar el tiempo sólo agrava las conductas problemáticas en los niños, cumpliendo con un dicho de la psiquiatría que reza "Síntoma que permanece, síntoma que se afianza".
Lo mejor es abordar el problema y buscarle solución en cuanto éste es detectado.
Hay que recordar que somos nosotros, los adultos, los que con palabras y, sobre todo, con el ejemplo, hemos de enseñar a los niños una conducta adecuada que les permita crecer e integrarse a la familia y a la sociedad.

Claves de la crianza adecuada. 

Respeto. Los pequeños merecen el mismo respeto que los adultos, pero muchos padres no lo tienen en cuenta y no respetan los espacios, el tiempo,los gustos y elecciones del niño, y lo que es peor, les imponen los suyos; interrumpen sus juegos y actividades minimizando su importancia sin siquiera escucharlos.

Establecer límites. Algo que proporciona a los niños la seguridad para poder resolver los conflictos que se les presentan, son los limites. Los niños esperan y piden que les pongamos limites, que les marquemos hasta donde pueden llegar. Si el niño sabe lo que se espera de él, podrá  regular su comportamiento.


No a la sobreprotección. Es común que muchos padres deseen evitar problemas a sus hijos y se den a la tarea de eliminar todo obstáculo que se presente en  la vida del niño. Esto solo le quita al niño la oportunidad de aprender de sus propias experiencias. Deben dejar que sean ellos quienes resuelvan sus propias complicaciones, es cierto que tal vez se van a equivocar, pero solo así aprenderán, desarrollarán sus propios recursos y ganarán confianza en sí mismon para vencer futuros obstáculos. 

Tiempo de calidad. Participen en sus actividades, compartan sus intereses, escúchenlos con interés genuino, charlen con ellos. Para los niños es más importante compartir un rato ameno con sus padres, que tener el juguete de moda.

Eviten comparaciones. Es importante hacerle saber a los niños que cada persona tiene sus propias características, que a pesar de que somos diferentes todos somos igual de valiosos. Las comparaciones con los hermanos o los primos, no solo son desagradables, sino que envían al niño el mensaje de "no te acepto como eres".

Asignarles tareas en casa. El hecho de contribuir a las tareas domesticas proporciona a los niños un sentido de la responsabilidad. Sin importar si en casa se cuenta o no con personal que se encargue de los quehaceres del hogar, se les debe asignar alguna tarea, de acuerdo a su edad y capacidades, independientemente de los deberes escolares. Es importante que se tenga una rutina y un horario para éstas actividades, las cuales no son negociables, es decir, el niño debe cumplir con ellas sin ningún pretexto.
En una ocasión, un niño me platicaba de su mascota, un perrito, y le pregunté:
-¿Tú bañas a tu perro?
-No, Juanita lo baña (la empleada domestica).
-Pero, ¿tú le das de comer?
-No, Juanita le da su comida.
-¿Lo sacas a pasear; o lo hace Juanita?
-Sí, ella lo lleva.
Y como éste caso hay muchos, donde los niños crecen pensando que se merecen todo pero que no tienen que mover ni un dedo para ganarlo.
"Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros" (Abigail Van Buren).


Piensen a futuro. Tengan presente que lo que hagan ahora formará parte de la vida futura de sus hijos, ya que los niños de hoy son los adultos de mañana. Es nuestra responsabilidad educarlos para que crezcan siendo personas, sanas, responsables y felices.

jueves, 22 de agosto de 2013

Para que los niños obedezcan




Todas las personas damos (y obedecemos) órdenes. Si éstas se dan de forma adecuada, serán obedecidas como esperamos, para lo cual debemos ser claros e incluso usar un poco de diplomacia. 
Y con los niños no es la excepción. En ocasiones, darle a un niño una orden directa, tanto para que haga algo como para que deje de hacerlo, puede desencadenar una rabieta que nos hará pasar un mal momento. 
En una ocasión le pregunté a un  pequeño su nombre y la respuesta fue "Pepe no", porque eso era lo que siempre escuchaba cuando hacia algo indebido: "Pepe no toques", "Pepe no te subas", etc., pero nunca le decían lo que sí podía hacer. 










Es mucho más efectivo usar órdenes positivas, por ejemplo, "ven aquí" en lugar de decir "no te subas ahí". Cuando vamos a un restaurante, por ejemplo, el mesero nos asigna una mesa y nos dice algo como "pase por aquí, por favor, a la mesa del fondo"   "¿qué desea beber?" Y sin rechistar hacemos lo que nos dice. En cambio, si ese mismo mesero nos dijera algo como "¡qué se siente ahí, le digo, y quietecito!"  o "¿va a pedir su bebida ya, o que?" las cosas serían muy distintas ¿o no?  
Es muy importante no confundir los actos con el "carácter moral" de alguien. Por ejemplo, cuando un niño no recoge sus juguetes, es muy diferente decirle "no has recogido tus juguetes" en lugar de decirle "¡eres un desordenado!" La primera frase es una constatación objetiva a la que se le puede añadir un comentario sobre como nos hace sentir ese hecho ("estoy enojado porque no has recogido tus juguetes") aunque con el tono de voz o los gestos puede bastar. La segunda, es un juicio moral con el que estamos atacando directamente al niño y podemos hacerlo sentir herido, por lo que debemos evitar las etiquetas, tanto cuando hablamos con el niño como cuando hablamos de él con otras personas.


¿Qué estrategias usas para corregir a tu hijo?

-La simple prohibición: "no toques eso". 
-La prohibición barroca: "¿pero cuántas veces te tengo que decir que no toques eso?"
-La prohibición insultante: "¿estás sordo o que? ¡Estáte quieto, ya me tienes harto!".
-La amenaza: "nada más lo tocas y vas a ver como  te va". 
-La pregunta retórica: "¿Te parece muy divertido tocar el jarrón, o que?"
-La violencia desatada: o sea una nalgada o un bofetón para que el niño no toque lo que no debe, pero entonces ¿cómo le van a enseñar que no debe ser violento?
-La profecía: "Lo vas a romper". 
-La información: "Eso no es para jugar, es caro y se puede romper". 
-La distracción: "¡Mira qué bonito coche!"  
-Pasar más tiempo con el niño, jugando o realizando alguna tarea recreativa,  antes de que, por aburrimiento, se ponga a jugar con los adornos. 
-Guardar los adornos frágiles donde el niño o pueda tocarlos. 







¿Creen qué tendrían éxito con alguna de éstas estrategias? ¿Que harían ustedes? ¿Cambiarían algo de lo que hacen para que sus hijos les obedezcan?

Es cierto que los niños requieren disciplina, pero no son soldaditos, explíquenles  con calma las cosas, ellos entenderán. 

lunes, 22 de julio de 2013

La influencia de los video juegos en la conducta infantil




La mayoría de los juegos de video más populares, así como algunos programas de 
T. V. enfatizan temas negativos y promueven conductas ANTISOCIALES, tales como:


•Matar a personas o animales.

•Uso y abuso de drogas y alcohol.
•Comportamiento criminal y la falta de respeto a la autoridad.
•Estereotipos raciales, sexuales y de género y el uso de palabras indecentes así como de gestos obscenos.

Esto repercute en la conducta de los niños de manera directa, pues, además, en estos juegos los usuarios ganan más puntos a medida que más destruyan, disparen o mientras más pronto "maten" al contrincante.



Y para muestra, un botón:


En una ocasión  le di a un niño de 5 años varias figuras de la conocida marca LEGO para una sesión de juego libre; entre éstas había  soldaditos y otras más como pilotos, patinadores, apaches, animalitos, cochecitos, servidores públicos, etc. El chico las miró y comenzó a guardar las que no le gustaron mientras decía "éstas no, porque no son de guerra" y sólo se quedó con los soldaditos. 

En otra ocasión, le pedí a otro niño que formara con unos bloques el diseño de un avión. Al terminar, observó un momento su trabajo y luego colocó las piezas sobrantes al rededor del diseño y dijo "ahora le van a caer estas bombas y lo van a destruir". 


Y así puedo mencionar muchos (tristes) casos más de niños para quienes las conductas violentas y agresivas ya es algo cotidiano; y  a eso hay que sumarle los modelos de conducta que los niños viven y ven en casa cada día: un padre o una madre irascibles que gritan y pelean entre sí ante la menor provocación o que "disciplinan" a sus hijos a golpes y gritos, etc., entonces no es de extrañarnos ver a preescolares intentando solucionar las dificultades entre sus pares a golpes, patadas y jalones de cabello, o  amenazándolos con matarlos ("voy a traer una pistola y te voy a matar").
Son cada vez más los niños y niñas que actualmente dedican horas enteras a jugar videojuegos SIN ninguna supervisión de sus padres, quienes les compran estos juegos sin tener el cuidado de verificar que sea adecuado para sus hijos, nada más porque el niño lo pide y es el juego de moda; lo que me recuerda un comentario que me hicieron hace poco: cierto día un  tipo probaba en una tienda departamental una consola de videojuegos que quería comprar para su hijo y entre risas empezó a contar a los que le observaban que su hijo pasa tanto tiempo con estos juegos que le dan "tics" durante y después del juego, y riendo aún más, el gran imbécil comenzó a imitar los supuestos "tics" del chico. 

Bullying
Entonces, no sé porque nos sorprenden los cada vez más frecuentes casos de bullying, los chicos con problemas de conducta y bajo rendimiento escolar, las bandas de delincuentes integradas, en parte, por menores de edad. 

Y no vale decir "mi hij@ nada más juega los fines de semana", sí, pero tooooooodo el día y sin supervisión, así como los adultos que no toman alcohol de lunes a jueves, pero el fin de semana se embriagan hasta el vómito y la inconsciencia. 
¿Esto es lo que queremos para nuestros niño@s? 

Empecemos por hacer cambios dentro de casa, quizá algún día se vean reflejados en los futuros adultos en los que se convertirán sus hij@s y hasta en su comunidad. 


Fomenten valores en sus hijos y conductas prosociales como la cooperación, la generosidad o el altruismo, pero sin  olvidar que los padres y otros adultos son modelos a seguir para los niños, así que la mejor enseñanza es predicar con el ejemplo. 



Permite que tus hijos vean lo mejor de ti.




viernes, 3 de mayo de 2013

Recuerdos de mi niñez.




Dicen que tiempos pasados son mejores. La verdad es que yo he disfrutado mucho todas y cada una de las etapas de mi vida: mi niñez, mi adolescencia, los años universitarios y mi ingreso a los "TAS", es decir, los treinTAS, CuarenTAS... Pero en éste día, 30 de Abril, en que festejamos a todos los niños en México, me vienen a la mente muchos momentos fascinantes que tuve la dicha de vivir en mi infancia.

Cuando los niños de hoy se asombran al saber que nosotros (mi generación) no tuvimos consolas de video juegos ni nada parecido, la verdad es que me alegro de que así haya sido, porque  nos bastaba cualquier cosa para iniciar un juego, echar a volar la imaginación y divertirnos a lo grande: un vaso de plástico servía de molde para hacer con lodo un rico pastel; unos trazos paralelos y curvilineos, hechos en la banqueta con gis,eran la pista de carreras más emocionante de todas; el lazo del tendedero hacia que nos ejercitaramos dando saltos y más saltos -solos o en grupo-; si teniamos a la mano costales de harina, se organizaba la competencia de saltos ("de aquí hasta el carro rojo ¿sale?"); o corriamos a la tienda de Don Beto a sacar de la hielera de refrescos todas las corcholatas que hubiera y las usabamos para construir cualquier cosa (¡que LEGOS ni que la manga del muerto!).

¿Quien no recuerda el "bote pateado", el salto de "burro" en todas sus modalidades, "los listones", "las cebollitas", "los encantados", "el avión", la "matatena"?  Y la lista de juegos sigue y sigue. ¿Y si llovía o no podiamos salir?, pues entonces echabamos mano de los juegos de mesa: "serpientes y escaleras", "la oca", "las damas chinas", etc. o escuchabamos atentos los cuentos e historias de la abuela Chía. Los domingos, podía comprar y leer historietas, y cuando las terminaba, buscaba en el periodico de mi papá la seccion de pasatiempos y resolvia algunos crucigramas, recorría laberintos y buscaba palabras en la"sopa de letras".


Es cierto que veiamos televisión, no lo voy a negar, pero no estabamos horas enteras frente a ella (o al menos no en mi caso) porque, además, teniamos responsabilidades dentro de casa aparte de los deberes escolares.
Y así puedo seguir y seguir contandoles de estos años tan maravillosos y no acabaría.

No sé si la niña que fui estaría conforme con la mujer que soy, porque esa niña tenía mil fantasías en su cabeza acerca de lo que quería llegar a ser: a veces quería ser maestra, otras bombero, o "tiburonologa"cómo Eugenie Clark - después supe que no se dice así, es ictióloga- y hasta comediante; pero lo cierto es que hoy me siento feliz de la forma en que viví mi infancia, sin depender de "aparatitos" que  dejan muy poco o nada a la imaginación.


 
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