viernes, 4 de octubre de 2013

Jugando libremente.

El juego es de gran importancia para el sano desarrollo de los niños, es una fuente de aprendizaje y maduración que, lamentablemente, poco a poco se está perdiendo en ésta era de las nuevas tecnologías y las grandes  ciudades.

Para muchos padres, el juego libre y espontáneo  es solo una terrible pérdida tiempo, un momento de "ocio" que hay que evitar, por lo que buscan, de forma a veces  desesperada, llenar estos espacios ofreciendo a sus hijos actividades organizadas y "educativas" para que no estén "perdiendo el tiempo". Y es entonces cuando los niños son "arrastrados" por sus padres a la clase de karate, danza, ajedrez, piano o a integrarse a algún equipo de fútbol, por mencionar  solo algunos casos; actividades que  muchas veces ni siquiera son del agrado del niño; porque en México se practican dos tipos de deportes: el que le gusta a papá y el que le queda cerca a mamá.


Los padres y maestros deben saber que el juego libre beneficia la salud física y mental de los niños, así como su bienestar , pues estimula la creatividad, el razonamiento, el lenguaje y, además, favorece la maduración de la inteligencia emocional. Los juegos de movimiento como correr, saltar, deslizarse; los simbólicos como jugar a la casita, al doctor o a la escuelita; los de manipulación como construir con bloques o ensamblar rompecabezas, y los de reglas como los de mesa, las escondidas, etc.; aparecerán en las diferentes etapas del desarrollo de los niños para favorecer la maduración de los distintos tipos de inteligencias, como son la espacial, social y emocional; pero aún hay más bondades del juego, pues este desarrolla diferentes habilidades cómo el razonamiento lógico, la comprensión lingüística, la creatividad y la solución de problemas.

De acuerdo al neurocientífico Jaak Panksepp,  una condición tan compleja como es el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) podría prevenirse dando más oportunidades de juego al aire libre, pues la actividad física intensa estimula la producción de dopamina en el cerebro, una neurohormona que activa la habilidad de seleccionar entre distintas posibilidades de percepción y centrarse cada vez más en una sola cosa. El cerebro de los niños está en proceso madurativo y requiere de tiempo para segregar dopamina por sí solo, lo que puede explicar porque después de mucho movimiento los niños consiguen estar quietos y realizan tareas con más tranquilidad.



Por desgracia, el crecimiento de las grandes ciudades, la inseguridad que actualmente impera en ellas y la paulatina desaparición de los espacios de esparcimiento y recreación como parques, pistas de ciclismo o patinaje, han hecho  que creamos que no es aconsejable ni seguro salir a jugar con libertad, recurriendo, cada vez más, a formas sedentarias de entretenimiento que solo reducen la capacidad creativa en los niños: la televisión, los juegos de video, las tabletas, etc. 
Pareciera que el juego libre está en "peligro de extinción", pues entre tareas escolares, actividades extraescolares, y padres ocupados, no queda tiempo para disfrutar del placer de jugar.

Debemos tomarnos el juego muy en serio e involucrarnos para que nuestros niños, alumnos e hijos recuperen su sano equilibrio entre actividades libres y dirigidas; permitir que jueguen libremente no significa que nosotros, los adultos, no hagamos nada. En lugar de dirigirlos, juzgarlos, aconsejarlos sin que los niños nos lo pidan o advertirlos con frecuencia de los peligros del exterior, podemos estar disponibles  para ellos, acompañarlos con nuestra presencia y apoyarlos de ser necesario.





 
Copyright 2012 Aprendiendo juntos. Powered by Blogger
Blogger by Blogger Templates and Images by Wpthemescreator
Personal Blogger Templates