jueves, 21 de agosto de 2014

La importancia de dormir bien en el desarrollo infantil.


Dormir bien, es un hábito que se debe aprender de los padres.

El sueño es tan importante en el organismo cómo lo es una buena alimentación y es imprescindible para el  adecuado crecimiento físico y el óptimo desarrollo neurológico y emocional de los niños y adolescentes.

Durante el sueño ocurren distintos procesos neuronales que se relacionan con la regulación del metabolismo y la secreción hormonal, tal es el caso de la hormona de crecimiento, la cual es secretada durante las horas de sueño y más aún, al dormir las sinapsis se reordenan y el cerebro se reorganiza, por lo que el sueño es de gran importancia para la consolidación de los procesos y funciones cognitivas, cómo la memoria y la atención; además de su función  restauradora que nos permite, en teoría, levantarnos con la sensación de haber descansado.

La necesidad de sueño varía con la edad, por ejemplo, los lactantes requieren hasta 12 horas de sueño, mientras que los niños en edad escolar deben dormir entre 8 y 10 horas; sin embargo, éstas necesidades pueden diferir de una persona a otra, dependiendo de las exigencias de la vida diaria, cómo es el caso de los adultos.
Los niños que duermen menos de lo necesario, por lo general debido a malos hábitos transmitidos de sus padres, tienen un rendimiento académico más bajo y problemas con su desarrollo, además de que pueden presentar hiperactividad e impulsividad, así cómo cambios en su estado de ánimo (tristeza, enojo, irritabilidad, etc.). 

Los estudios indican que en ciertas etapas del sueño se produce una consolidación de la información recibida durante el día, es decir, que es una forma de retener el conocimiento. Si la estructura del sueño se altera, la capacidad de retener la información se ve afectada (por eso los chicos que "estudian" toda la noche, al día siguiente recuerdan poco de lo que han estudiado).

Es por esto que se recomienda prevenir las alteraciones en el sueño acostumbrando a los niños a que duerman y se levanten a una misma hora, favorecer actividades estimulantes en las horas de más somnolencia y actividades más relajantes antes de ir a la cama.

Algunas recomendaciones para una adecuada higiene del sueño.

  • Intenten determinar las horas que su hijo requiere para el sueño y, en la medida de lo posible, ajusten los tiempos y las rutinas diarias para este fin.
  • Procure que la habitación del niño no se ocupe para otra cosa que no sea dormir, es decir, traten de que el niño no coma, trabaje, o vea televisión en su habitación; de hecho, lo más recomendable es que no coloquen una televisión en el cuarto de los niños.
  • Traten de que el cuarto de los niños tenga la ventilación, iluminación y temperatura adecuadas.
  • Eviten que los niños duerman  y se levanten más tarde  los fines de semana o en periodos vacacionales.
  • Tratar de "reponer" el sueño acostándonos  mucho más temprano no es útil si se intenta hacerlo varias horas antes de lo usual, con una o dos horas antes bastará hasta ajustar gradualmente a la hora más conveniente.
  • Evite que tome siestas después del colegio, o traten de que éstas sean cortas, no más de 20 ó 30 minutos para que no interfieran con el sueño nocturno.
  • Cuiden las condiciones del colchón.
  • Pueden efectuar caminatas diarias, antes de la cena y en horas de luz diurna.
  • Traten de que sus hijos estén activos, aún en espacios cerrados, que no estén mucho tiempo  viendo televisión o jugando videojuegos.
  • Si durante el día nota que el niño está somnoliento, anímelo a hacer algo que lo despeje.
  • Evitar alimentos y bebidas energéticas durante la tarde.



El sueño debe ser reparador y cuando es así, el despertar se torna fácil y placentero.
Está claro que si la naturaleza ha previsto que pasemos la tercera parte del día durmiendo, es porque es muy importante.




 
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