viernes, 24 de agosto de 2012

Rutinas y hábitos ¿Por qué son tan importantes?

El orden, las rutinas y los buenos hábitos deben ser enseñados desde los primeros años de la infancia, ya que de esta manera los niños organizan su conducta, anticipan lo que vendrá y se preparan para ello.
Para que los niños aprendan hábitos y rutinas es muy importante tener en cuenta el orden y la secuencia de las acciones que los padres desean que sus hijos aprendan.
En este sentido, cabe señalar que el orden de los factores altera el producto, ya que si no hay un orden, una misma secuencia en la rutina, el aprendizaje del niño se verá afectado. Aunque se puede ser un poco flexible en cuanto a los horarios (los cuales pueden variar un poco de acuerdo a las actividades de cada día), la secuencia de la rutina se debe mantener siempre igual, ya que de otra manera el niño puede sentirse confundido e inseguro.

 ¿Cómo aprenden los niños pequeños?

Los niños en sus primeros cinco años aprenden de manera casi involuntaria y subliminal; para cada estímulo que se les presente habrá una respuesta. Y en el caso de las rutinas es igual,  por ejemplo, cuando el niño ve que preparamos la mesa y lo mandamos a que se lave las manos, él sabe que ya es hora de la comida; si después del baño le ponemos la pijama, le estamos dando la pauta de que se prepare para dormir. Los niños aprenden esto de manera rápida ya que asocian una serie de estímulos con una respuesta, y seguir la misma secuencia le permite no solo aprender la rutina, sino  que también le permite controlar el lugar y el tiempo.


Si los padres son desorganizados y no siguen siempre el mismo orden en las rutinas, los niños se sentirán desorientados y no sabrán cuando prepararse para lo que se espera de ellos, por ejemplo, si  un día le ponemos la pijama y lo mandamos a dormir, pero al siguiente después de ponerle la pijama dejamos que el niño haga cualquier actividad que desee por un buen rato antes de mandarlos a la cama, la conducta del niño se desorganizará y con seguridad los padres se quejaran después de que tienen un hijo "desobediente".

¿Por qué se hace tanto énfasis en la adquisición de rutinas a temprana edad?


La razón es que, entre los tres y cinco años de edad, la capacidad de memoria juega un papel muy importante en el aprendizaje, pues es en éste periodo que la memoria es mucho más elevada y favorece que el niño aprenda, memorice y automatice hábitos de higiene y de estudio además de pautas de conducta, con mucha más facilidad; así, si los hábitos y rutinas están adecuadamente establecidos en los primeros cinco años de vida, el niño, cuando esté en edad escolar, podrá  ocupar su capacidad de memoria en la adquisición  de otros aprendizajes de mayor trascendencia.


La importancia del sueño.
Si tenemos presente que las emociones tienen un sustento hormonal, veremos que la sincronización hormonal repercute en el desarrollo psicológico. Un niño que tiene una adecuada estabilidad hormonal tendrá, por lo tanto, una adecuada estabilidad emocional y psicológica.
Para conseguir ésta sincronización hormonal que, a su vez, favorecerá  un buen ritmo emocional, es fundamental que el niño tenga periodos adecuados y estables de vigilia y sueño, ya que el sueño regula la sincronización  hormonal. 

Durante la primera fase de sueño (las tres primeras horas a partir de que llega la noche) aumentan las secreciones hormonales importantes, como el cortisol, la hormona del crecimiento, la melatonina, el potasio, el magnesio, entre otras. Si esta situación se ve afectada porque el niño no duerme a su hora ni las horas correctas, habrá una desincronización que afectará su estado emocional y los biorritmos psicológicos; en consecuencia, el niño  puede estar distraído, intolerante y es posible que  presente de forma alternada momentos de calma con otros de irritabilidad, por ejemplo, ante situaciones cotidianas que normalmente tomaría con calma y naturalidad,  puede reaccionar de forma alterada.

Mientras más temprano se le enseñen al niño los hábitos de orden, alimentación, higiene y sueño, más fácilmente el  niño logrará una relación consigo mismo, se adaptará  a su mundo habitual e integrará la realidad que lo rodea. 
Recuerden que los niños se adaptan con más facilidad al orden que al desorden, pues el orden les ofrece una seguridad emocional.

A medida que crecen, se deben ir ampliando sus pequeñas responsabilidades diarias, con lo que conseguiremos que se hagan más responsables e independientes: sus tareas domesticas, las tareas escolares, que aprenda a tener listo el material que va a necesitar en la escuela al día siguiente, acordarse de comunicar a sus padres los recados del profesor, etc.

El orden es la base para el sano desarrollo emocional e intelectual de los niños y si hay una adecuada estructura familiar, constancia y disciplina, los resultados serán muy positivos.





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