lunes, 26 de agosto de 2013

Claves para una crianza adecuada

Son cada vez más los padres de familia que llegan al consultorio pidiendo ayuda porque creen que sus hijos "se les fueron de las manos" y se sienten incapaces y desorientados ante ciertas conductas y actitudes de sus hijos: los niños no los obedecen, son "respondones", pelean entre hermanos, son cada vez más exigentes, son retadores y no colaboran con las tareas de casa.
Pero éstas conductas no aparecieron de un día para otro; son la consecuencia de no saber poner limites a los niños, de no saber decirles "no" cuando así lo requiere la situación, o de minimizar la importancia del mal comportamiento del niño pensando, erróneamente, que con el tiempo desaparecerá ("déjalo, está chiquito"). Desgraciadamente, dejar pasar el tiempo sólo agrava las conductas problemáticas en los niños, cumpliendo con un dicho de la psiquiatría que reza "Síntoma que permanece, síntoma que se afianza".
Lo mejor es abordar el problema y buscarle solución en cuanto éste es detectado.
Hay que recordar que somos nosotros, los adultos, los que con palabras y, sobre todo, con el ejemplo, hemos de enseñar a los niños una conducta adecuada que les permita crecer e integrarse a la familia y a la sociedad.

Claves de la crianza adecuada. 

Respeto. Los pequeños merecen el mismo respeto que los adultos, pero muchos padres no lo tienen en cuenta y no respetan los espacios, el tiempo,los gustos y elecciones del niño, y lo que es peor, les imponen los suyos; interrumpen sus juegos y actividades minimizando su importancia sin siquiera escucharlos.

Establecer límites. Algo que proporciona a los niños la seguridad para poder resolver los conflictos que se les presentan, son los limites. Los niños esperan y piden que les pongamos limites, que les marquemos hasta donde pueden llegar. Si el niño sabe lo que se espera de él, podrá  regular su comportamiento.


No a la sobreprotección. Es común que muchos padres deseen evitar problemas a sus hijos y se den a la tarea de eliminar todo obstáculo que se presente en  la vida del niño. Esto solo le quita al niño la oportunidad de aprender de sus propias experiencias. Deben dejar que sean ellos quienes resuelvan sus propias complicaciones, es cierto que tal vez se van a equivocar, pero solo así aprenderán, desarrollarán sus propios recursos y ganarán confianza en sí mismon para vencer futuros obstáculos. 

Tiempo de calidad. Participen en sus actividades, compartan sus intereses, escúchenlos con interés genuino, charlen con ellos. Para los niños es más importante compartir un rato ameno con sus padres, que tener el juguete de moda.

Eviten comparaciones. Es importante hacerle saber a los niños que cada persona tiene sus propias características, que a pesar de que somos diferentes todos somos igual de valiosos. Las comparaciones con los hermanos o los primos, no solo son desagradables, sino que envían al niño el mensaje de "no te acepto como eres".

Asignarles tareas en casa. El hecho de contribuir a las tareas domesticas proporciona a los niños un sentido de la responsabilidad. Sin importar si en casa se cuenta o no con personal que se encargue de los quehaceres del hogar, se les debe asignar alguna tarea, de acuerdo a su edad y capacidades, independientemente de los deberes escolares. Es importante que se tenga una rutina y un horario para éstas actividades, las cuales no son negociables, es decir, el niño debe cumplir con ellas sin ningún pretexto.
En una ocasión, un niño me platicaba de su mascota, un perrito, y le pregunté:
-¿Tú bañas a tu perro?
-No, Juanita lo baña (la empleada domestica).
-Pero, ¿tú le das de comer?
-No, Juanita le da su comida.
-¿Lo sacas a pasear; o lo hace Juanita?
-Sí, ella lo lleva.
Y como éste caso hay muchos, donde los niños crecen pensando que se merecen todo pero que no tienen que mover ni un dedo para ganarlo.
"Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros" (Abigail Van Buren).


Piensen a futuro. Tengan presente que lo que hagan ahora formará parte de la vida futura de sus hijos, ya que los niños de hoy son los adultos de mañana. Es nuestra responsabilidad educarlos para que crezcan siendo personas, sanas, responsables y felices.

jueves, 22 de agosto de 2013

Para que los niños obedezcan




Todas las personas damos (y obedecemos) órdenes. Si éstas se dan de forma adecuada, serán obedecidas como esperamos, para lo cual debemos ser claros e incluso usar un poco de diplomacia. 
Y con los niños no es la excepción. En ocasiones, darle a un niño una orden directa, tanto para que haga algo como para que deje de hacerlo, puede desencadenar una rabieta que nos hará pasar un mal momento. 
En una ocasión le pregunté a un  pequeño su nombre y la respuesta fue "Pepe no", porque eso era lo que siempre escuchaba cuando hacia algo indebido: "Pepe no toques", "Pepe no te subas", etc., pero nunca le decían lo que sí podía hacer. 










Es mucho más efectivo usar órdenes positivas, por ejemplo, "ven aquí" en lugar de decir "no te subas ahí". Cuando vamos a un restaurante, por ejemplo, el mesero nos asigna una mesa y nos dice algo como "pase por aquí, por favor, a la mesa del fondo"   "¿qué desea beber?" Y sin rechistar hacemos lo que nos dice. En cambio, si ese mismo mesero nos dijera algo como "¡qué se siente ahí, le digo, y quietecito!"  o "¿va a pedir su bebida ya, o que?" las cosas serían muy distintas ¿o no?  
Es muy importante no confundir los actos con el "carácter moral" de alguien. Por ejemplo, cuando un niño no recoge sus juguetes, es muy diferente decirle "no has recogido tus juguetes" en lugar de decirle "¡eres un desordenado!" La primera frase es una constatación objetiva a la que se le puede añadir un comentario sobre como nos hace sentir ese hecho ("estoy enojado porque no has recogido tus juguetes") aunque con el tono de voz o los gestos puede bastar. La segunda, es un juicio moral con el que estamos atacando directamente al niño y podemos hacerlo sentir herido, por lo que debemos evitar las etiquetas, tanto cuando hablamos con el niño como cuando hablamos de él con otras personas.


¿Qué estrategias usas para corregir a tu hijo?

-La simple prohibición: "no toques eso". 
-La prohibición barroca: "¿pero cuántas veces te tengo que decir que no toques eso?"
-La prohibición insultante: "¿estás sordo o que? ¡Estáte quieto, ya me tienes harto!".
-La amenaza: "nada más lo tocas y vas a ver como  te va". 
-La pregunta retórica: "¿Te parece muy divertido tocar el jarrón, o que?"
-La violencia desatada: o sea una nalgada o un bofetón para que el niño no toque lo que no debe, pero entonces ¿cómo le van a enseñar que no debe ser violento?
-La profecía: "Lo vas a romper". 
-La información: "Eso no es para jugar, es caro y se puede romper". 
-La distracción: "¡Mira qué bonito coche!"  
-Pasar más tiempo con el niño, jugando o realizando alguna tarea recreativa,  antes de que, por aburrimiento, se ponga a jugar con los adornos. 
-Guardar los adornos frágiles donde el niño o pueda tocarlos. 







¿Creen qué tendrían éxito con alguna de éstas estrategias? ¿Que harían ustedes? ¿Cambiarían algo de lo que hacen para que sus hijos les obedezcan?

Es cierto que los niños requieren disciplina, pero no son soldaditos, explíquenles  con calma las cosas, ellos entenderán. 

 
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